Dios te Salve María,
Reina del Baratillo,
era la limpia Aurora,
que amanecen tus hijos.
La bendita certeza,
que Dios está aquí mismo,
cumpliendo la promesa,
de hacer nuestro camino.
Aquí estamos contigo,
implorando tu cielo,
y soñando alcanzarlo,
mas allá de los tiempos.
En un Miércoles Santo,
de atardecer eterno,
cuando tú no me llores,
ni yo sea tu pañuelo.
Te llamas Caridad gracia morena,
tu fuente mediador de amor nos llena.
Piedad que en tu regazo nos acoges,
a esa misericordia
de muerte herida.
Para lavar tu pena en mi pañuelo,
de una oración que siembra el suelo,
perfil de madre mía Inmaculada,
que derrocha Sevilla por tu mirada. (bis)
Llamador del paso de palio de la Virgen de la Caridad
Quiero dar las gracias a aquellas personas que nos siguen desde Estados Unidos, sinceramente nos sabéis el orgullo que tengo de poder llevaros la pasión hasta vuestras casas.
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